4 personas | Dificultad: baja | Tiempo: 15 minutos
Ahora que estamos en pleno verano el cuerpo nos pide alimentos ligeros, frescos y nutritivos. Uno de ellos es la sopa de ajoblanco. Es una sopa fría hecha a base de almendras, las cuales aportan importantes cantidades de fibra, proteínas, minerales, vitaminas del grupo B, vitamina E y grasas saludables. Entre los minerales destacan hierro, fósforo, magnesio, potasio, zinc y calcio. También contiene ajo que es antiséptico y anti bacteriano, además de pan y aceite de oliva.
El ajoblanco es una receta muy popular en Andalucía y Extremadura. Se piensa que tiene origen en la Antigua Roma, ya que contiene ingredientes muy comunes de la época. Es una receta humilde y muy rica. El ajoblanco cordobés va acompañado de pasas, pero también se puede adornar este plato con uvas o melón.
Ingredientes ajoblanco cordobés:
200 g de almendras
150 g de pan duro
300 ml de agua fría
1 o 2 dientes de ajo
1 C.S. de vinagre
100 ml de aceite de oliva
50 g de pasas
Preparación ajoblanco cordobés
Empezamos poniendo el pan del día anterior en el fondo de la batidora y le añadimos un poquito de agua, dejándolo en remojo unos minutos. También se puede utilizar pan tostado, picatostes o pan de pita para darle un toque un poco más intenso. A continuación, añadimos las almendras. Podemos utilizar almendras molidas o laminadas para facilitar el trabajo si no tenemos una buena batidora.
Luego añadimos el ajo, quitándole antes el germen con la ayuda de un cuchillo para que no se repita. Debemos tener cuidado con la cantidad de ajo. Es preferible echar solo un diente o medio al principio y después ir rectificando la cantidad. El sabor del ajo va subiendo paulatinamente, es por este motivo que hay que tener precaución. A continuación, añadimos una pizca de sal, el agua y el vinagre. El vinagre también es preferible echar poco primero y después rectificar. La cantidad de agua y de pan pueden variar según si nos gusta más líquido o espeso. Comenzamos a triturar con la batidora o el mortero hasta que quede una crema fina.
Después del primer golpe de batidora le añadimos el aceite de oliva poco a poco para que emulsione bien. Batimos unos 5 minutos más hasta conseguir la consistencia deseada. El ajoblanco debe quedar totalmente cremoso y sin grumos.
Se toma bien frío, así que podemos enfriar previamente los ingredientes en la nevera o una vez que lo tengamos listo. También podemos añadir un poco de hielo a la hora de servirlo, pero sin pasarnos para no aguarlo demasiado. Finalmente, lo decoramos con unas pasas moscatel. Le darán un contrapunto dulce muy interesante.